Por.
Mariela Rosell
Briceida, la delegada complice del régimen de la Habana. |
Ahora,
luego de años de tanto meditar y meditar es que creo ir entendiendo porque mi
país es uno de esos lugares donde no se percibe el desarrollo verdadero de la
sociedad que no pocos nos empeñamos en construir y perfeccionar.
La
respuesta la he ido encontrando poco a poco, recientemente contemple muy
decepcionado, como Briseida, una Delegada designada por nuestra gente común y
sencilla, se manifestaba en plena calle de una manera muy por debajo de la
responsabilidad que ostenta y que debiera exigirle una mejor compostura.
Dicha
Delegada no solo perdió el tino cuando fue interpelada por una persona sobre
cierta problemática sino que lo hizo para ofender al líder opositor Gerardo
Páez quien se encontraba muy cerca de ella, este no solo le salió al paso sino
que la increpo por manifestarse, siendo ella una figura pública de la manera como
lo hizo.
Desde
hace un mes la población del reparto Toledo ha sufrido afectaciones seria con
el abasto de agua, situación que ha generado cierto malestar, esta fue la razón
por la que Briseida, ante el reclamo de uno de los vecinos necesitado de
información, inició una serie de respuestas incoherentes y ofensivas que fueron
interrumpidas por Gerardo al instante, quien tildó a la referida delegada de
poseer una conducta que nada tiene que ver con las funciones que realiza y
mucho menos con la actitud que debiera hacerla merecedora del respeto de su
electorado.
Lo peor
de esto es que, sin generalizar, esta situación se repite a lo largo y ancho de
la isla, donde la ineptitud de los delegados que entre sus responsabilidades debieran
estar las de representar a los ciudadanos que los eligieron, nada resuelven y
en el peor de los casos terminan confundiendo aquellas funciones para las que
fueron elegidos.
Es
verdad que la responsabilidad es de todos y por eso hice alusión al inicio de
este artículo de la ineptitud de nuestra sociedad para salir adelante, y es que
siempre o casi siempre se recurre al choteo para tratar problemas serios y
muchas veces hasta delicados, sin que nos percatemos siquiera de que con esta
postura, nos hacemos daño todos.
La
desmoralización, el choteo, la tolerancia a veces propiciada por el propio
sistema de ciertos vicios que corroen a nuestra sociedad, han formado parte de
una estrategia muy bien calculada para destruir moralmente a nuestro pueblo, lo
que por supuesto lo incapacita para exigir de manera seria y responsable, sus
más elementales derechos.
Si
nuestro pueblo fuera más activo y responsable a la hora de nombrar a sus
representantes, impidiendo que un grupo de entes inescrupulosos, parte de esta
terrible maquinaria, lo hagan por ello, otro sería el desenlace pero, hemos
nominado mal, y por tanto se ha elegido
mucha miseria humana que anda por las calles hablando sandeces y ofendiendo a
quienes sí queremos lo mejor para todos.
Aquellos
delegados, los que si se interesan de verdad por nuestros problemas ya cuentan
de antemano con la agravante de no poseer poder real ni los recursos que otorga
ese poder, para encarar la situación de carencia cada vez más creciente de la
población, sí encima de eso se van a dejar arrebatar la dignidad, vendiéndole
su alma al diablo, creo que nuestra sociedad seguirá siendo materialmente pobre y espiritualmente mísera.
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